domingo, 23 de diciembre de 2012

Los templos tántricos de Vatsa en Khajuraho

No resulta muy agradable levantarse a las cuatro y media de la mañana para poder coger el tren de Ghaya y que luego este parta con tres horas de retraso, pero eso es lo que sucedió la mañana que abandoné Bodhgaya. El trayecto era hasta Varanasi para allí coger otro tren que me llevara a Khajuraho. Así que la espera en Varanasi fue más breve de lo esperada y cuando, junto a Ellina, montamos en el siguiente tren, nos llevamos una gran alegría al ver que allí también estaba nuestro amigo Kiam, que una vez finalizadas las clases de djembé y visitado Sarnath, también iba al mismo lugar que nosotros.
Este segundo trayecto fue por la noche y aunque conseguí dormir medianamente bien, hizo mucho más frío del que yo suponía.
A la mañana siguiente en Khajuraho nos alojamos en un bonito hotel y mientras desayunábamos, un chaval vino a informarnos que hacía masajes ayurvédicos. Ni corto ni perezoso, le pedí que me masajeara mi tobillo esguinzado con la intención de curarlo.
Al medio día salimos a visitar el complejo oeste, el grupo principal de los maravillosos templos de Khajuraho, la más excelsa representación del arte indo-ario y un himno pétreo a la sensualidad, al amor y a la pasión.
Fueron construidos hace mil años por la dinastia Chandela, del centro de India, cuando este lugar era llamado Vatsa. Esta dinastia se deleitaba con el arte prohibido y en las bellas y eróticas esculturas de piedra, plasmaron la esencia de la filosofía estética de India y del Kama Sutra, que nació en estas tierras.
Pero no hay que llevarse a equívocos, las representaciones del Kama Sutra son una minoría frente a la sobrecogedora abundancia de esculturas que, repitiendo un relativo pequeño número de modelos, muestran la música, las artes, la belleza, la sensualidad y sobre todo, las deidades del hinduismo. Los templos están dedicados a los dioses Brahma, Vishnu, Shiva, Lakshni, Devi, Surya, Kali, Parvati...

Al día siguiente por la mañana, el masajista del hotel me planteó volverme a masajear el tobillo, y tras pensármelo le dije que de acuerdo. Una vez finalizado me aconsejó que para que la lesión se curara, yo mismo debía masajearme con una pomada ayurvédica y de forma suave una vez al día, y en quince días la lesión habría desaparecido. Luego me compré un set para prepararme mis propios desayunos en la habitación: una pequeña y cutre resistencia de 500w y un vaso metálico con tapa, total: 90 rupias. A partir de ahora me ahorraré un dinerillo porque calentaré agua para prepararme el café y comeré galletas o algo mejor, si es que lo encuentro...
Después alquilamos unas bicicletas para ir a visitar el resto de templos diseminados por los alrededores de Khajuraho. En seguida que nos pusimos en marcha se nos juntaron varios señores de la zona con sus bicicletas para acompañarnos, y no nos dejaron en paz hasta que les dijimos muy claro que no iban a sacar de nosotros ni una sola rupia.
El primer templo del día estaba muy bien conservado, pero el segundo estaba hecho trizas y es que, tras el paso de las hordas de afganos locos por India en el siglo XIII, la dinastía Chandela declinó y acabó  desapareciendo. El lugar fue abandonado y como es una zona pantanosa que había sido drenada, las aguas volvieron a su lugar y todo se cubrió de selva y de cocoteros. De los 85 templos originales solo quedaron en pié 22 cuando en el siglo XIX, un ingeniero del ejército británico, conducido por un paisano que le había hablado de los templos, descubrió con ojos anonadados la maravilla en piedra, y más ojiplático se quedó al ver ciertas escenas, a las que calificó de excesivas. Por aquel entonces el lugar ya no se llamaba Vatsa, sino Khajuraho: tierra de cocoteros.

En el templo ruinoso se nos juntó un chaval que nos dijo que unos kilómetros más adelante había otro templo, y aunque este no aparecía en el mapita que me había confeccionado, para allá que nos fuimos. Fue una bonita excursión hasta llegar a un pueblecito donde la gente nos recibió sonriente, pero el templo que allí había no era ni indo-ario ni tenía esculturas ni nada, era un templo a shiva moderno y vulgarzote, pero se ve que para nuestro acompañante tanto daba unos que otros.
De vuelta visitamos otro templo, este ya entero, pero vi que mis amigos no tenían muchas ganas de seguir viendo más, para ellos eran todos iguales. Para mi casi también, pero yo disfruto mucho con el arte (qué le vamos a hacer), así que continué solo y conseguí verlos todos justo antes de que se pusiera el sol.

Hablando por la noche con mis compañeros, nos habíamos quedado un poco decepcionados por los templos, pero no porque no fueran magníficos y espectaculares, sino porque como son llamados vulgarmente los templos del Kama Sutra, suponíamos que estaban plagados de estas escenas. Pero no, en muchos casos están algo escondidas y para encontrarlas hay que mirar con mucho detalle y sí, todas juntas son muchas, pero pocas en comparación con las miles de esculturas que tiene cada templo.
Como la dinastía Chandela desapareció bruscamente, no se sabe con certeza el significado de estas representaciones. Sin embargo, la explicación más plausible es que en este lugar se seguía el culto tántrico que pregona que la gratificación de los instintos básicos es una vía para trascender la perversión y la inmoralidad del mundo, y así alcanzar la iluminación. El disfrute físico, o bhoga, y el ejercicio espiritual, o yoga, son vistos como igualmente válidos en el objetivo del nirvana.
Pero otra explicación más mundana sería que el conjunto escultórico, en su totalidad, representaría el disfrute de todos los aspectos de la vida. Yo no sé.. decidid vosotros viendo el album de fotos.

Al día siguiente continué mi camino y esta vez ya solo. Mis amigos se quedaban un día más Khajuraho: Ellina se marcharía hacia Goa, donde no hace frío ni en invierno, y Kiam había encontrado a unos compatriotas y quería pasar el día con ellos.
Por la mañana temprano, en un día frío y tremendamente neblinoso, me dirigí a la estación de trenes para marchar hasta la ciudad de Jhansi y desde allí continuar hasta la cercana y monumental Orchha, escondida en un bosque y repleta de templos y palacios de los maharajas.


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